Cosas a tener en cuenta para elegir una caldera o estufa de calor
Las calderas y estufas de muchos hogares, comunidades de vecinos y empresas comienzan poco a poco a ponerse en marcha conforme avanza el otoño, ya que el frío llega y es necesario calentar los domicilios, oficinas y locales.
Como sabemos, existen dos tipos de calderas y estufas que producen calor: las que funcionan con combustible de biomasa y las que funcionan con gasóleo.
¿Qué tipo de caldera o estufa es mejor para nuestro hogar, oficina o empresa?
Antes de elegir uno u otro tipo de estufa, debemos tener en cuenta algunos aspectos.
Impacto medioambiental
Si pensamos en el impacto que produce uno y otro combustible en el entorno natural, existen diferencias bastante grandes entre la biomasa y el gasóleo. Mientras la biomasa es un tipo de combustible muy respetuoso con la naturaleza, el gasóleo sí emite CO2 y sustancias contaminantes.
Y es que la biomasa es precisamente un tipo de basura orgánica compuesta por leña, astillas o pellets. Por ello, cuando estos productos se queman no emiten ningún tipo de sustancia contaminante. Sin embargo, el gasóleo sí que produce un aumento de las emisiones de CO2 y resulta contaminante.
Instalación previa
También es importante tener en cuenta si existe una instalación previa de la caldera y de qué tipo es. Si tenemos, por ejemplo, una caldera de gasóleo debemos tener en cuenta de que en caso de querer cambiarla a una de biomasa, habrá que realizar una inversión para adaptarla a este oro tipo de combustible.
Por ello, en muchas ocasiones solemos adaptarnos a la instalación que ya tenemos hecha.
Precio de la materia prima
Consideramos materia prima al combustible que utilizamos para hacer funcionar las calderas y estufas y que puedan generar calor. El precio de la biomasa es menor que el precio del gasóleo, por lo que es algo a tener en cuenta.
Superficie a calentar
Por último, también es importante saber que las estufas de biomasa no están preparadas para calentar superficies tan grandes como las de gasóleo. La estufas de biomasa suelen utilizarse para hogares, viviendas unifamiliares o pequeños locales mientras que las de gasóleo sí abarcan comunidades enteras de vecinos o industrias.