Qué es el gas ciudad y en qué se diferencia del gas natural
El gas ciudad, también conocido como gas manufacturado, es un tipo de gas que fue ampliamente utilizado en muchas ciudades antes de la llegada del gas natural. A lo largo del siglo XX, este combustible fue indispensable para la calefacción y la cocina en múltiples viviendas y comercios. Aun así, con el tiempo fue sustituido por el gas natural debido a sus ventajas económicas y de seguridad. En este artículo, vamos a analizar en detalle qué es el gas ciudad, cómo se producía, las razones por las que dejó de distribuirse y las principales diferencias con el gas natural.
Qué es el gas ciudad
El gas ciudad fue el principal tipo de gas que se distribuyó en muchas áreas urbanas a lo largo del siglo XIX y buena parte del XX. Era un recurso de fácil acceso, ya que el carbón era abundante y económico en ese momento, lo que facilitaba su expansión en las grandes ciudades.
Este gas se empleaba principalmente para la calefacción, la cocina y el alumbrado público. Era un combustible relativamente barato en comparación con otras fuentes de energía de la época, aunque con el tiempo, su popularidad decayó por varias razones que vamos a explicar más adelante. Cabe destacar que el gas ciudad contenía monóxido de carbono, lo que lo hacía altamente tóxico, incrementando el riesgo de intoxicaciones si había fugas.
Cómo se produce el gas ciudad
El gas ciudad se producía a partir de la gasificación del carbón, un proceso complejo que constaba de varias etapas. En este apartado te explicamos este procedimiento en detalle.
- Calentamiento del carbón: El primer paso consistía en calentar carbón en hornos especiales a altas temperaturas, normalmente por encima de los 1000 °C. Este proceso, conocido como pirólisis o descomposición térmica, se llevaba a cabo en ausencia de oxígeno, lo que impedía que el carbón se quemara y, en su lugar, liberara una mezcla de gases. En este punto, además de gases, también se generaban subproductos como coque (carbón residual) y alquitrán.
- Liberación de gases: Durante este calentamiento, el carbón liberaba una mezcla de gases inflamables, que incluían hidrógeno (H₂), metano (CH₄), monóxido de carbono (CO) y pequeñas cantidades de dióxido de carbono (CO₂) y nitrógeno (N₂). Esta mezcla de gases resultante era lo que se llamaba gas ciudad o gas de alumbrado. La proporción de estos gases variaba según el tipo de carbón utilizado y las condiciones del proceso.
- Purificación del gas: La mezcla inicial de gases contenía impurezas tóxicas y residuos no deseados, como alquitrán, azufre y compuestos de amoníaco. Para que el gas fuera apto para su uso doméstico o industrial, se pasaba por un proceso de depuración que eliminaba estas sustancias perjudiciales. Este proceso implicaba el uso de varios filtros y depuradores químicos para limpiar el gas antes de su almacenamiento y distribución. La eliminación de estos residuos era crucial, ya que las impurezas podían dañar las tuberías y causar problemas de salud si llegaban a los usuarios finales.
- Almacenamiento del gas: Una vez purificado, el gas se almacenaba en grandes tanques o gasómetros, que eran estructuras típicas en las ciudades de la época. Los gasómetros no solo servían para almacenar el gas ciudad, sino que también regulaban la presión del gas antes de su distribución. Estos grandes depósitos se encontraban estratégicamente ubicados cerca de las plantas de gasificación y de las redes de distribución.
- Distribución a través de tuberías: El gas ciudad era transportado a través de una red de tuberías subterráneas que conectaban las plantas de producción con los consumidores finales, como hogares, fábricas y alumbrado público. Esta red de distribución aseguraba un suministro continuo de gas para calefacción, cocina y alumbrado. Las tuberías debían de ser resistentes y a prueba de fugas, ya que el gas contenía monóxido de carbono, lo que lo hacía altamente tóxico en caso de escape.
- Manejo de subproductos: Además del gas, el proceso de gasificación generaba una serie de subproductos, como coque y alquitrán. El coque era un combustible residual sólido que podía utilizarse en otras aplicaciones industriales, como la producción de hierro y acero. El alquitrán, por su parte, era un subproducto líquido que tenía aplicaciones limitadas, pero su manejo y disposición requerían precauciones debido a su toxicidad.
Por qué ya no se distribuye el gas ciudad
El gas ciudad dejó de distribuirse debido a varios factores, entre los que destacan los avances en la tecnología y las preocupaciones por la seguridad y el rendimiento energético. El proceso de gasificación del carbón, además de ser contaminante, generaba un combustible con una composición variable y difícil de manejar en cuanto a seguridad, ya que contenía grandes cantidades de monóxido de carbono, un gas altamente tóxico.
La aparición y posterior expansión del gas natural en la segunda mitad del siglo XX marcó el inicio del declive del gas ciudad. El gas natural, que se extrae directamente de yacimientos subterráneos, es mucho más limpio, seguro y eficaz en términos energéticos. Además, al no contener monóxido de carbono, su manejo resulta mucho menos peligroso en caso de fugas, lo que lo convirtió rápidamente en una alternativa más deseable.
Otro factor determinante fue la logística. Mientras que el gas ciudad necesitaba grandes infraestructuras para su producción y distribución, el gas natural se puede transportar a través de gasoductos desde los puntos de extracción hasta las áreas urbanas, reduciendo considerablemente los costes y los riesgos asociados al transporte y almacenamiento del combustible.
La sustitución gradual del gas ciudad por el gas natural fue un proceso que se dio de manera escalonada en muchos países, con la intención de reducir los riesgos. Las plantas de producción de gas ciudad fueron cerrando y la infraestructura fue adaptada para permitir el paso del gas natural por las antiguas redes de distribución.
Qué diferencia hay entre gas natural y gas ciudad
Aunque tanto el gas natural como el gas ciudad fueron utilizados para fines similares, como la calefacción, la cocina y el alumbrado, sus diferencias en cuanto a origen, composición, seguridad y rendimiento son notables. A continuación, vamos a desglosar las principales diferencias entre ambos:
Origen y producción
El gas natural proviene de yacimientos subterráneos, tanto terrestres como marinos, y es una mezcla donde el metano es el principal componente. Su extracción es bastante directa, ya que solo requiere un proceso básico de purificación para eliminar impurezas antes de su distribución. En comparación, el gas ciudad se producía artificialmente al gasificar carbón, un proceso que implicaba calentar el carbón para liberar gases como hidrógeno, metano y monóxido de carbono. Este último hacía al gas ciudad más peligroso, ya que es tóxico, y además el proceso de producción era más laborioso y generaba más residuos.
Composición química
El gas natural está compuesto mayoritariamente de metano, lo que lo convierte en una fuente de energía más eficaz y limpia, ya que su combustión genera menos dióxido de carbono. Por otro lado, el gas ciudad era una mezcla de diferentes gases, incluyendo monóxido de carbono, hidrógeno y metano.
Poder calorífico y rendimiento
El gas natural tiene un alto poder calorífico, lo que significa que es capaz de generar más energía con menos cantidad. Esto lo hace especialmente efectivo y lo convierte en una opción preferible, ya que también produce menos subproductos contaminantes. El gas ciudad, al tener una proporción mayor de gases menos eficientes como el hidrógeno y el monóxido de carbono, tenía un rendimiento menor, lo que requería más cantidad para lograr el mismo nivel de energía o calefacción.
Seguridad
Una de las grandes ventajas del gas natural es que, aunque naturalmente es inodoro, se le añade un compuesto llamado mercaptano, lo que le da ese característico olor a huevo podrido que permite detectar fugas fácilmente. Además, al no contener monóxido de carbono, es menos peligroso. El gas ciudad, en cambio, al tener una alta proporción de monóxido de carbono, era mucho más tóxico en caso de fugas, y su detección era más difícil ya que no se le añadía ningún odorizante, lo que lo hacía especialmente peligroso.
Impacto ambiental
El gas natural, aunque es un combustible fósil, tiene un impacto ambiental relativamente menor en comparación con otros combustibles como el carbón o el petróleo. Su combustión genera menos emisiones de dióxido de carbono y otros contaminantes. Por el contrario, el proceso de producción del gas ciudad era mucho más contaminante, ya que implicaba la gasificación del carbón, generando residuos tóxicos tanto sólidos como gaseosos que tenían un impacto notable en el medio ambiente.
Distribución y logística
El gas natural se transporta a través de una red de gasoductos que conecta los puntos de extracción con los centros de consumo, lo que permite una distribución eficiente a largas distancias. Además, puede almacenarse en grandes cantidades, lo que facilita su disponibilidad. El gas ciudad, por el contrario, se producía localmente y luego se distribuía a través de tuberías, lo que limitaba su alcance y hacía que su distribución dependiera de la cercanía a las plantas de producción.
Sustitución y disponibilidad
A medida que las reservas de gas natural fueron descubiertas y se desarrollaron nuevas tecnologías, este reemplazó al gas ciudad en la mayoría de los países. La infraestructura que antes se utilizaba para transportar gas ciudad se adaptó para la distribución del gas natural, y las plantas de gasificación de carbón fueron cerradas o reconvertidas, dejando al gas ciudad como un vestigio del pasado.
Qué ocurre con el gas ciudad en la actualidad
Hoy en día, el gas ciudad ha dejado de ser una fuente de energía viable en la mayoría de los países. Las antiguas plantas de gasificación que producían este combustible han sido desmanteladas o reconvertidas para otros fines. La infraestructura que en su día distribuyó el gas ciudad ha sido adaptada para el transporte de gas natural, que es ahora la fuente de energía predominante en muchas partes del mundo.
En algunos casos, las áreas donde se producían y almacenaban grandes cantidades de gas ciudad han quedado marcadas por la contaminación residual. Los residuos tóxicos generados durante décadas de producción han obligado a realizar proyectos de limpieza y saneamiento en estos terrenos.
A nivel industrial, el gas ciudad ha sido sustituido por fuentes de energía más limpias y eficientes, como el gas natural, la electricidad y, en algunos casos, combustibles alternativos como el biogás, el hidrógeno o la biomasa. La transición hacia energías más sostenibles ha relegado el uso del gas ciudad a la historia, como una etapa transitoria antes de la llegada de combustibles más avanzados y seguros.
En resumen, el gas ciudad jugó un papel fundamental en la expansión del uso de gas para calefacción, cocción y alumbrado en las principales ciudades durante buena parte del siglo XX. No obstante, con el avance de la tecnología y la búsqueda de fuentes de energía más seguras y eficaces, fue sustituido gradualmente por el gas natural. Este último no solo ofrece una mayor eficiencia energética, sino que también presenta menos riesgos de seguridad y un menor impacto ambiental.
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